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jueves, 6 de noviembre de 2008

Un Escrito

Hay veces que la luz no alcanza a ver mis ojos
cuando en un sueño perpetuo encuentro el silencio
donde gigantes mudos recolectan estrellas moribundas
y las esparcen con su mágico aliento y las arrojan sobre la tierra.

Hay veces que observo el cielo buscando promesas
y encuentro vacíos que penetran mi mente
vacíos profundos donde carezco de alegría
y la soledad se deleita fornicando con mi dolor.

Hay cosas que ya no puedo ver como antes
como aquellos coloridos atardecer
donde las nubes bailaban en el horizonte hasta desaparecer
y después llegaba la noche con su inmenso mar de estrellas.

Hay días donde me congelo en infinito silencio
y mi corazón palpita lentamente en agonía
me consumo en melancolía bajo el sol y la luna
a veces deseo nunca haber abierto mis ojos y mi corazón.

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