Y aun esa vieja pared sostiene aquel espejo donde solía decir adiós,
las palabras que amargamente y débil escribí, aun yacen en paginas vestidas de polvo,
me he encontrado con viejas compañias, la melancolía y la soledad, muy buenas amigas las dos,
le regalo a la brisa del próximo otoño el ultimo latido de mi corazón, el cual, al invierno lo devuelvo.
El desierto de la realidad cava nuevas grietas amargas
y se inundan con lágrimas que profana la tranquilidad de la noche,
las desilusiones regresan cuando se es feliz y de emociones largas,
la celda es fría cuando de cariño y amor es el broche.
Ya no hay marcha atrás en esta senda, mis pasos aun están marcados y congelados,
las estrellas se apagaron, el camino es mas largo y seco cuando se trata de olvidar,
perderse en una tempestad de imagenes ahora que los recuerdos se encuentran ahogados,
allá, al final del camino, narrare como la vida me hizo doblegar.
Es de noche y he dejado de contar estrellas, se han ido de mi vista,
sollosante miro al espejo donde antes estaba mi rostro y grito adiós por ultima vez,
es de noche y le he negado al corazón que de nuevo exista,
he de perderme con la soledad y no buscare con infortunio calidez.
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